miércoles, 3 de agosto de 2011

El azogue / China Miéville

linda tapa
Lo digo rápido porque azogue no es una palabra habitual en nuestras expresiones. Azogue es el mercurio, o la lámina de mercurio, o alguna aleación del mercurio que se le pone a los espejos para que el reflejo no se diluya. Digamos que el haber puesto azogue a los espejos, en algún momento de la historia de la humanidad, permitió apresar fielmente la imagen de nuestros reflejos.

Sobre esta idea parte una de las estrellas de las ciencia ficción (en otros lados, porque acá solo se conoce esta novelita. Pero si van al link que puse de libros gratarola pueden encontrar varias) para plantear un mundo donde los seres vivientes del otro lado del espejo (los reflejos de este lado) comienzan a rebelarse y a tomar el mundo.

¿Es una idea original?

No.

Antes la tuvo...(cha chan!)

Antes la tuvo Borges (Jorgito: el mejor alfajor). Lo bueno de Miéville es que parte de un texto de El libro de los seres imaginarios llamado Animales de los espejos (que a Jorgito le ocupó solo una carilla) para armar su propia neurosis. Y lo mejor es que no se hace le gil y reproduce ese texto al final: nobleza obliga. Es más: llama Pez del Espejo a uno de los protagonistas, tal como Borges bautizó a uno de los protagonistas de su texto: "un ser fugitivo y resplandeciente, visto en el fondo de los espejos").

Hasta la mitad la novelita (de apenas 100 paginas) está muy bien ya que va contando un poco la historia de las mejoras de los espejos, o de los reflejos que hay en superficies espejadas (cucharitas, etc), de lo que sentían esos seres hasta llegar a la utilización del azogue. Que es cuando empiezan los problemas: se revelan y salen a conquistarnos. Que pase el que sigue.

Despues el texto va hacia lugares ya transitados (justo ayer vi por la tele la película Invasores, con la postoperada Nicole Kidman, con unos pechos puntiagudos rememorando  la estética de los jerseys de los cincuenta, por eso me quedé viéndola: no por la estética lograda sino por los pechos. La peli es una remake, otra más, de los Usurpadores de cuerpos); retomo: hacia lugares transitados y cierto tono ceremonioso se hace más palpable (eso me molesta en general, pero igual está bien. Es un problema mío. Por eso estoy medicado). Pero igual es una novela bien armada y vale la pena al menos por la idea y la primera mitad.

Apuntes sobre China Miéville, el de nombre raro. Yo creí que es una mujer, pero no: es varoncito, dijo la partera. Es del 72, es británico (como otros que transitan el génoro: John M. Harrison, Ian Sinclair), viviò un año en Egitpto, tiene facha de cancherito.

Acá lo sacó ese proyecto de Marcelo Cohen que estuvo muy lindo y que duró poco: Linea C, de Interzona.


Ok, ok, les paso el texto de Jorgito:

Animales de los espejos

En algún tomo de las Cartas edificantes y curiosas que aparecieron en París, durane la primera mitad del siglo XVIII, el P. Zallinger, de la Compañía de Jesús, proyectó un examen de las ilusiones y errores del vulgo de Cantón; en un censo preliminar anotó que el Pez era un ser fugitivo y resplandecientte que nadie había tocado, pero que muchos pretendían haber visto en el fondo de los espejos. El P. Zallinger murió en 1736 y el trabajo iniciado por su pluma quedó inconcluso: ciento cincuenta años después Herbert Allen Giles tomó la tarea interrumpida. Según Giles, la creencia del Pez es parte de un mito más amplio, que se refiere a la época legendaria del Emperador Amarillo.


En aquel tiempo, el mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban, como ahora, incomunicados. Eran, además, muy diversos: no coincidían ni los seres ni los colores ni las formas. Ambos reinos, el especular y el humano, vivían en paz, se entraba y salía por los espejos. Una noche, la gente del espejo invadió la tierra. Su fuerza era grande, pero al cabo de sangrientas batallas las artes mágias del Emerador Amarillo prevalecieron. Éste rechazó a los invasores, los encarceló en los espejos y les impuso la tarea de repetir, como en una especie de sueño, todos los actos de los hombres. Los privó de su fuerza y de su figura y los redujo a meros reflejos serviles. Un día, sin embargo, scudirán ese letargo mágico.


El primero que despertarán será el Pez. En el fondo del espejo percibiremos una línea muy tenue y el color de esa línea será un color no parecido a ningún otro. Después, irán despertando las otras formas. Gradualmente diferirán de nosotros, gradualmente no nos imitarán. Romperán las barreras de vidrio o de metal y esta vez no serán vencidas. Junto a las criaturas de los espejos combatirán las criaturas del agua.


En el Yunnan no se habla del Pez, sino del Tigre del Espejo. Otros entienden que antes de la invasión oiremos desde el fondo de los espejos el rumor de las armas.

1 comentario:

  1. Buen blog, buena data y muy buena la sección "Voy leyendo", comparto lo que dices de Rozin.

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Yo digo: