miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cuatro amigos / David Trueba

uno quedó afuera.
Puntaje
Lector enfermo  6
Lector sano       8

David Trueba es el hermano de Fernando Trueba, el director de cine que entre otras hizo la hermosa Belle Époque. David también dirige cine, y hace guiones, pero además es novelista. (Qué hermanos los Trueba. ¿Cuál será el motivo de tanto arte, de tanta herida?). No sé si además pinta o toca el piano o el origami le sale bien.

Cuatro amigos es su segundo libro, que repite la visión de las cosas del primero (llamado Abierto toda la noche. Hasta ahora son tres: Saber perder es el último. Este título, Saber perder, puede ser tranquilamente la síntesis de su mirada sobra las cosas).

Bueno, tanto preámbulo para decir que Trueba tiene chispa, dinamismo, certezas. El ritmo y el tono siguen como empieza. Y empieza así:

“Siempre he sospechado que la amistad está sobrevalorada. Como los estudios universitarios, la muerte o las pollas largas”.


Lo mejor son los diálogos, la estructura y la precisión de los personajes (bastante puntos favorables, por cierto). Aquí se limitó a cuatro principales + roles secundarios, pero en Abierto toda la noche se trataba de un número mayor de gente yendo y viniendo, y todos tenían su papel bien armado. Ninguno caía en el olvido. Como se dice: se ve la mano del autor que no abandona a sus personajes sino que los acompaña hasta el final. Ese oficio y prolijidad no es común hoy día. Tiene más que ver con formas de mirar cercanas a Dickens y a su época que a hoy. (Abierto día y noche me hizo acordar mucho a John Irving. Lo que no recuerdo ahora es por qué. Seguramente es por todo esto).

Lo que pasa con Cuatro amigos, más allá de todo lo bueno señalado, es que Trueba juega a aclarar, a cerrar con moño las situaciones y las ideas. Lo suyo no es el misterio, la sombra detrás, lo que no se sabe nombrar porque no se sabe bien qué es. Él lo sabe y se nota.

A ver si puedo decirlo mejor: establece un periplo que se cumple, y uno sabe que se va a cumplir y que se va a cumplir de cierta manera y con ciertos resultados. Como las comedias románticas, que las hay mejores y peores, más vivas y más muertas, pero al final los chicos se querrán.

Eso le quita valentía a lo que escribe. Pero quizá no quiera ir más allá y solo necesite saber que lo que hace, lo hace bien, incluso mejor. Pero hasta ahí, si uno pretende más.

Un apunte: lo que este escritor español cuenta en sus libros y en alguna de sus pelis es el pasaje de la adolescencia a la adultez. El dejar atrás un mundo que sirvió pero ya no sirve más (los 4 amigos hacen un viaje en donde se irán desprendiendo de sus pendejadas). Es la hora de las definiciones.

Dijo Cerati: Poder decir adiós es crecer.

1 comentario:

  1. No se si puedo afirmar su sospecha de que la amistad este sobrevalorada, habrá que leerlo!!!!!!!!
    Verónica

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Yo digo: